El Quetzal (Pharomachrus mocinno mocinno) es una especie endémica de Mesoamérica (Howell & Webb, 1995). En Guatemala la especie es considerada como amenazada y se ubica en la categoría 3 de la lista roja del Consejo Nacional de Áreas protegidas –CONAP- (2009). De acuerdo al análisis de UICN las poblaciones de esta especie han declinado en toda su área de distribución (BirdLife International, 2012). El declive de las poblaciones de la especie se debe principalmente a la acelerada pérdida y perturbación de los bosques nubosos, el principal hábitat de la especie.
Entre las características del ave nacional se destaca que en Guatemala la temporada reproductiva ocurre entre marzo y junio, dependiendo de la ubicación y de las condiciones ambientales o disponibilidad de alimento, época en que se desplaza a tierras más bajas dentro de su rango de distribución, es una especie con hábitos monogámicos, pone generalmente 2 huevos de color azul pálido, los pollos son alimentados con dieta omnívora; el Quetzal anida en tocones, y el cuidado de huevo y pollos está a cargo de los dos padres que se alternan periodos de incubación y alimentación, ellos hacen sus nidos y se reproducen en la época a principios del invierno. ¡Las parejas son para toda la vida!
El comportamiento del ave es que es típicamente arborícola, generalmente vive en pequeños grupos de hasta 10 individuos, machos, hembras y juveniles y su actividad principal es buscar alimento, su hábitat es constantemente amenazado por cambio de uso de tierra, crecimiento de la frontera agrícola e incendios forestales. El Quetzal pertenece a la familia Trogonidae, las cuales se caracterizan por ser aves muy coloridas, su cuerpo mide entre 36–40 cm.
En Guatemala el Quetzal se le puede encontrar especialmente en bosques nubosos desde los 1,500 a 2,700 msnm, su distribución es desde el sur de México hasta el norte de Panamá, su hábitat es en la cadena volcánica, la Sierra de las Minas y sus alrededores incluyendo el corredor del bosque nuboso y algunos bosques más pequeños, como por ejemplo en la región del Trifinio, Huehuetenango, Refugio del Quetzal en San Marcos, Parque Regional Municipal Rey Tepepul en Sololá.
Es una especie altamente amenazada al igual que su hábitat, debido a que son bosques muy sensibles a los cambios con mucha presión y la recuperación es muy lenta. Es por ello que su hábitat debe ser conservado no solo en Guatemala, sino que en toda su área de distribución, ya que alberga una rica diversidad biológica.
En Guatemala se han realizado esfuerzos significativos para la conservación de la especie, uno de los más relevantes fue la declaratoria del Biotopo del Quetzal, un área protegida del país establecida con el objetivo principal de conservar un remanente importante de su hábitat y así contribuir a su conservación. Otro esfuerzo importante fue el establecimiento del Corredor Biológico del Bosque Nuboso, un corredor de hábitat que pretende mantener la conectividad biológica entre el Biotopo del Quetzal y la Sierra de las Minas, el área protegida con la población más grande de quetzales del país (Solórzano et al. 2003). Además, el desarrollo de varios estudios científicos encaminados a conocer diferentes aspectos de la biología, etología y ecología de la especie constituyen otro importante esfuerzo para su conservación. A pesar de estos importantes esfuerzos, las poblaciones de Quetzal del país continúan disminuyendo y su hábitat reduciéndose.
Recientemente se aprobó la Estrategia Nacional de Conservación del Quetzal, que se realizó en coordinación con el Centro Universitario de Zacapa, de la Universidad de San Carlos de Guatemala (CUNZAC-USAC). De la cual próximamente se estarán brindando los detalles de la misma, así como sus ejes estratégicos.
“En Guatemala el Quetzal es de especial importancia debido a su papel como ave dispersora de semillas de árboles característicos del bosque nuboso, entre otras particularidades. Por ello, recientemente se aprobó una Estrategia para su conservación como especie emblemática y en peligro de extinción, asegurando también con ello la protección y restauración de sus hábitats”. Abraham Estrada, Secretario Ejecutivo del CONAP.
El Quetzal (Pharomachrus mocinno mocinno) es una especie endémica de Mesoamérica (Howell & Webb, 1995). En Guatemala la especie es considerada como amenazada y se ubica en la categoría 3 de la lista roja del Consejo Nacional de Áreas protegidas –CONAP- (2009). De acuerdo al análisis de UICN las poblaciones de esta especie han declinado en toda su área de distribución (BirdLife International, 2012). El declive de las poblaciones de la especie se debe principalmente a la acelerada pérdida y perturbación de los bosques nubosos, el principal hábitat de la especie.
Entre las características del ave nacional se destaca que en Guatemala la temporada reproductiva ocurre entre marzo y junio, dependiendo de la ubicación y de las condiciones ambientales o disponibilidad de alimento, época en que se desplaza a tierras más bajas dentro de su rango de distribución, es una especie con hábitos monogámicos, pone generalmente 2 huevos de color azul pálido, los pollos son alimentados con dieta omnívora; el Quetzal anida en tocones, y el cuidado de huevo y pollos está a cargo de los dos padres que se alternan periodos de incubación y alimentación, ellos hacen sus nidos y se reproducen en la época a principios del invierno. ¡Las parejas son para toda la vida!
El comportamiento del ave es que es típicamente arborícola, generalmente vive en pequeños grupos de hasta 10 individuos, machos, hembras y juveniles y su actividad principal es buscar alimento, su hábitat es constantemente amenazado por cambio de uso de tierra, crecimiento de la frontera agrícola e incendios forestales. El Quetzal pertenece a la familia Trogonidae, las cuales se caracterizan por ser aves muy coloridas, su cuerpo mide entre 36–40 cm.
En Guatemala el Quetzal se le puede encontrar especialmente en bosques nubosos desde los 1,500 a 2,700 msnm, su distribución es desde el sur de México hasta el norte de Panamá, su hábitat es en la cadena volcánica, la Sierra de las Minas y sus alrededores incluyendo el corredor del bosque nuboso y algunos bosques más pequeños, como por ejemplo en la región del Trifinio, Huehuetenango, Refugio del Quetzal en San Marcos, Parque Regional Municipal Rey Tepepul en Sololá.
Es una especie altamente amenazada al igual que su hábitat, debido a que son bosques muy sensibles a los cambios con mucha presión y la recuperación es muy lenta. Es por ello que su hábitat debe ser conservado no solo en Guatemala, sino que en toda su área de distribución, ya que alberga una rica diversidad biológica.
En Guatemala se han realizado esfuerzos significativos para la conservación de la especie, uno de los más relevantes fue la declaratoria del Biotopo del Quetzal, un área protegida del país establecida con el objetivo principal de conservar un remanente importante de su hábitat y así contribuir a su conservación. Otro esfuerzo importante fue el establecimiento del Corredor Biológico del Bosque Nuboso, un corredor de hábitat que pretende mantener la conectividad biológica entre el Biotopo del Quetzal y la Sierra de las Minas, el área protegida con la población más grande de quetzales del país (Solórzano et al. 2003). Además, el desarrollo de varios estudios científicos encaminados a conocer diferentes aspectos de la biología, etología y ecología de la especie constituyen otro importante esfuerzo para su conservación. A pesar de estos importantes esfuerzos, las poblaciones de Quetzal del país continúan disminuyendo y su hábitat reduciéndose.
Recientemente se aprobó la Estrategia Nacional de Conservación del Quetzal, que se realizó en coordinación con el Centro Universitario de Zacapa, de la Universidad de San Carlos de Guatemala (CUNZAC-USAC). De la cual próximamente se estarán brindando los detalles de la misma, así como sus ejes estratégicos.
“En Guatemala el Quetzal es de especial importancia debido a su papel como ave dispersora de semillas de árboles característicos del bosque nuboso, entre otras particularidades. Por ello, recientemente se aprobó una Estrategia para su conservación como especie emblemática y en peligro de extinción, asegurando también con ello la protección y restauración de sus hábitats”. Abraham Estrada, Secretario Ejecutivo del CONAP.
¡Recuperemos juntos la Eterna Primavera!
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