La conmemoración de este día es un llamado para cuidar de los bosques, ya que nos proveen alimentos nutritivos, medicamentos, benefician la salud física y mental de poblaciones rurales y urbanas, solo a través de los bosques sanos conseguiremos tener poblaciones sanas.
Los bosques son fundamentales para combatir el cambio climático, por lo que contribuyen significativamente al beneficio de las generaciones presente y futuras, pic.twitter.com/HzGI4Fesim
Entre los ecosistemas de bosques más representativos de Guatemala destacan: bosques de conífera (bosque de pinos), bosque latifoliado (húmedo bajo) y bosque deciduo xerofítico (bosque seco). Entre la diversidad biológica contenida en los bosques destaca la madera, alimento (plantas, frutos y semillas), plantas medicinales, recursos genéticos, entre otros, así también, servicios ecosistémicos como: la reducción de desastres naturales, la regulación del ciclo hidrológico (importante para la disponibilidad de agua), la conservación del suelo y la mitigación y adaptación ante los efectos del cambio climático.
Las áreas protegidas son una muestra representativa de todos los tipos de bosques de Guatemala, ya que el 52% de la cobertura forestal actual (en su gran mayoría constituida por bosques nativos) se encuentra dentro del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas -SIGAP.
Las áreas protegidas contribuyen a la adaptación y mitigación a los efectos del cambio climático, a la regulación del ciclo hidrológico, a mejorar la salud de la población y contribuyen a sus medios de vida, por lo que el CONAP continúa desarrollando acciones para asegurar los bienes y servicios ambientales asociados a los bosques, tan vitales para la población y las futuras generaciones.
Los bosques poseen gran diversidad de ecosistemas, especies, y se estima que dos tercios de todas las especies terrestres viven en los bosques o dependen de ellos para su supervivencia, además proporcionan un seguro económico efectivo contra los impactos del cambio climático, relacionados con la reducción a desastres, la seguridad del agua, la seguridad alimentaria y la salud humana. Los recursos que estos proveen como la madera, leña, alimentos, recursos medicinales y recursos energéticos, son de suma importancia para el bienestar humano.
Bosques fuente de alimentos:
Casi mil millones de personas en todo el mundo dependen de la cosecha de alimentos silvestres como hierbas, frutas, frutos secos, carne e insectos para tener una dieta nutritiva. En algunas zonas tropicales remotas se estima que el consumo de carne silvestre cubre entre el 60 y el 80 % de las necesidades diarias de proteínas.
Bosques farmacias naturales:
Alrededor de 50 000 especies de plantas, muchas de las cuales crecen en los bosques, tienen valor medicinal. Las comunidades locales usan medicinas derivadas de los bosques para una amplia gama de dolencias, y muchos de los medicamentos farmacéuticos comunes derivan de plantas que crecen en los bosques, lo que incluye medicamentos para el tratamiento del cáncer a partir de la vinca de Madagascar, y medicamentos contra la malaria con quinina, que se extrae de los árboles de cinchona.
Bosques como protección ante enfermedades:
Los bosques han actuado tradicionalmente como una barrera natural para la transmisión de enfermedades entre animales y humanos, pero a medida que continúa la deforestación, aumenta el riesgo de que las enfermedades se extiendan de los animales a las personas. Más del 30 % de las nuevas enfermedades reportadas desde 1960 se atribuyen al cambio en el uso de la tierra, incluida la deforestación.
Bosques mejoran la salud física y mental:
Cuando pasamos tiempo en los bosques, aumentan las emociones positivas y disminuye el estrés, la presión arterial, la depresión, la fatiga, la ansiedad y la tensión. La presencia de árboles en las ciudades contribuye a proteger a las poblaciones urbanas de las enfermedades respiratorias al absorber los gases contaminantes del tráfico y la industria, y a filtrar las partículas finas como el polvo, la suciedad y el humo.
Bosques contra el cambio climático:
Los bosques saludables ayudan a mantener el calentamiento global bajo control, dado que los bosques contienen 662 mil millones de toneladas de carbono, que es más de la mitad de la reserva mundial de carbono de los suelos y la vegetación. Asimismo, los bosques y los árboles también contribuyen a amortiguar la exposición al calor y a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, que representan un gran desafío para la salud mundial. Por ejemplo, los árboles correctamente colocados alrededor de los edificios enfrían el aire y pueden reducir las necesidades de aire acondicionado hasta en un 30 %, lo que también implica un ahorro de energía.
Los bosques necesitan nuestra ayuda:
En 2015, los incendios afectaron a aproximadamente 98 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo. A través de políticas favorables para el sector forestal y una mayor inversión en bosques y árboles podemos proteger a nuestro planeta y nuestra salud.
Las áreas protegidas y la biodiversidad promueven el desarrollo sostenible, económico y social de la presente y futuras generaciones.
Bosques saludables, personas saludables.
La conmemoración de este día es un llamado para cuidar de los bosques, ya que nos proveen alimentos nutritivos, medicamentos, benefician la salud física y mental de poblaciones rurales y urbanas, solo a través de los bosques sanos conseguiremos tener poblaciones sanas.
Entre los ecosistemas de bosques más representativos de Guatemala destacan: bosques de conífera (bosque de pinos), bosque latifoliado (húmedo bajo) y bosque deciduo xerofítico (bosque seco). Entre la diversidad biológica contenida en los bosques destaca la madera, alimento (plantas, frutos y semillas), plantas medicinales, recursos genéticos, entre otros, así también, servicios ecosistémicos como: la reducción de desastres naturales, la regulación del ciclo hidrológico (importante para la disponibilidad de agua), la conservación del suelo y la mitigación y adaptación ante los efectos del cambio climático.
Las áreas protegidas contribuyen a la adaptación y mitigación a los efectos del cambio climático, a la regulación del ciclo hidrológico, a mejorar la salud de la población y contribuyen a sus medios de vida, por lo que el CONAP continúa desarrollando acciones para asegurar los bienes y servicios ambientales asociados a los bosques, tan vitales para la población y las futuras generaciones.
Los bosques poseen gran diversidad de ecosistemas, especies, y se estima que dos tercios de todas las especies terrestres viven en los bosques o dependen de ellos para su supervivencia, además proporcionan un seguro económico efectivo contra los impactos del cambio climático, relacionados con la reducción a desastres, la seguridad del agua, la seguridad alimentaria y la salud humana. Los recursos que estos proveen como la madera, leña, alimentos, recursos medicinales y recursos energéticos, son de suma importancia para el bienestar humano.
Bosques fuente de alimentos:
Casi mil millones de personas en todo el mundo dependen de la cosecha de alimentos silvestres como hierbas, frutas, frutos secos, carne e insectos para tener una dieta nutritiva. En algunas zonas tropicales remotas se estima que el consumo de carne silvestre cubre entre el 60 y el 80 % de las necesidades diarias de proteínas.
Bosques farmacias naturales:
Alrededor de 50 000 especies de plantas, muchas de las cuales crecen en los bosques, tienen valor medicinal. Las comunidades locales usan medicinas derivadas de los bosques para una amplia gama de dolencias, y muchos de los medicamentos farmacéuticos comunes derivan de plantas que crecen en los bosques, lo que incluye medicamentos para el tratamiento del cáncer a partir de la vinca de Madagascar, y medicamentos contra la malaria con quinina, que se extrae de los árboles de cinchona.
Bosques como protección ante enfermedades:
Los bosques han actuado tradicionalmente como una barrera natural para la transmisión de enfermedades entre animales y humanos, pero a medida que continúa la deforestación, aumenta el riesgo de que las enfermedades se extiendan de los animales a las personas. Más del 30 % de las nuevas enfermedades reportadas desde 1960 se atribuyen al cambio en el uso de la tierra, incluida la deforestación.
Bosques mejoran la salud física y mental:
Cuando pasamos tiempo en los bosques, aumentan las emociones positivas y disminuye el estrés, la presión arterial, la depresión, la fatiga, la ansiedad y la tensión. La presencia de árboles en las ciudades contribuye a proteger a las poblaciones urbanas de las enfermedades respiratorias al absorber los gases contaminantes del tráfico y la industria, y a filtrar las partículas finas como el polvo, la suciedad y el humo.
Bosques contra el cambio climático:
Los bosques saludables ayudan a mantener el calentamiento global bajo control, dado que los bosques contienen 662 mil millones de toneladas de carbono, que es más de la mitad de la reserva mundial de carbono de los suelos y la vegetación. Asimismo, los bosques y los árboles también contribuyen a amortiguar la exposición al calor y a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, que representan un gran desafío para la salud mundial. Por ejemplo, los árboles correctamente colocados alrededor de los edificios enfrían el aire y pueden reducir las necesidades de aire acondicionado hasta en un 30 %, lo que también implica un ahorro de energía.
Los bosques necesitan nuestra ayuda:
En 2015, los incendios afectaron a aproximadamente 98 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo. A través de políticas favorables para el sector forestal y una mayor inversión en bosques y árboles podemos proteger a nuestro planeta y nuestra salud.
Las áreas protegidas y la biodiversidad promueven el desarrollo sostenible, económico y social de la presente y futuras generaciones.
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Guatemala, 21 de marzo del 2023
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